Uno de estas patrias chicas para mí, la provincia de Sevilla, me acaba de distinguir con un galardón que me honra de una manera muy especial, el de Hijo Adoptivo de la provincia de Sevilla que concede la Diputación. Es verdad que Córdoba me vio nacer y crecer, pero Sevilla me ha dado la formación que tengo y luego me ha visto desarrollarme personal y profesionalmente.
Primero fui profesor en sus dos universidades públicas para alcanzar más tarde el privilegio de poder trabajar precisamente en favor de territorios andaluces como esta provincia donde la Fundación Cajasol tiene su sede principal y una buena parte de su actividad cultural, social y de apoyo al tejido productivo.
Agradezco a la Diputación de Sevilla, y a su presidente, este título que a partir de ahora guardaré con orgullo entre los que de verdad me llenan el corazón, como los que recibí en mi pueblo natal o en Córdoba. Rodríguez Villalobos, con quien hemos trabajado estrechamente en tantas iniciativas, me definió con unas palabras con las que me identifico y que me marcan una meta muy alta, como un “economista humanista que ha sabido vincular los intereses económicos de las entidades al prestigio de tantos proyectos sociales y culturales”.
No puede decir más que tengo la inmensa suerte de ser profeta en todas mis tierras. Compartí este reconocimiento con otras 22 personas que también recibieron las medallas de este año por su destacada labor en diferentes campos, como es el caso de la extraordinaria bailaora María Pagés, que fue nombrada Hija Predilecta de la Provincia. Mis felicitaciones a todos ellos.
Y quiero terminar estas líneas de agradecimiento y renovado compromiso con Sevilla haciendo mías las palabras del rapero Haze, que habló en el Patio de la Diputación en nombre de todos los premiados reivindicando la concordia y rechazando la polarización política y la cultura del odio que tantas veces se imponen. En la Fundación Cajasol también trabajamos cada día para la concordia, para la cooperación y para el progreso de nuestra tierra. De Andalucía y de la provincia de Sevilla, la que ahora me distingue y que me adoptó como hijo allá por los años 80. Para siempre agradecido por ambas cosas.