Como saben, en la Fundación Cajasol y el Instituto de Estudios Cajasol nos sentimos profundamente comprometidos con el desarrollo sostenible y estamos convencidos de la importancia de contribuir, cada uno desde nuestro espacio y nuestro ámbito de responsabilidad, a la lucha contra el cambio climático, el principal peligro que amenaza nuestro planeta.
Este compromiso está incorporado a los cursos y másteres que ofrecemos en esta escuela, y está también muy presente en muchas de las actividades, jornadas y seminarios que organizamos y acogemos a lo largo del año en las distintas sedes que la Fundación Cajasol tiene en Andalucía.
En el Instituto de Estudios Cajasol queremos formar a una nueva generación de profesionales y directivos mejor preparados para competir con éxito en el mundo de los negocios, pero también a profesionales más responsables y más conscientes de que la actividad empresarial encierra, a través de la innovación, un del enorme potencial para transformar y mejorar el mundo.
Pienso que nuestra sociedad y el mundo de la empresa cada vez es más consciente de que no es posible hablar de una economía o un tejido productivo competitivo sin incorporar plenamente la sostenibilidad a la columna vertebral de la estrategia de negocio y del día a día de nuestras empresas.
Iré aún más lejos: estoy convencido de que las empresas que se queden atrás en este compromiso estarán poniendo seriamente en riesgo su supervivencia, porque la sociedad y los consumidores reclaman cada vez más empresas respetuosas, tanto con las personas como con el medio ambiente.
Los ponentes que nos han acompañado en la mesa redonda son el mejor ejemplo de que la competitividad y la rentabilidad caminan cogidas de la mano de la excelencia, la ética y la sostenibilidad.
Hidralia, Ecoembes, la Fundación Savia, la Asociación de Hoteles de Huelva, Asocan, la Asociación de Energías Renovables de Andalucía son una buena muestra de eso que llamamos buenas prácticas y una fuente de inspiración para otras muchas empresas de nuestro entorno.
Son un ejemplo, cada una en su sector -la industria agroalimentaria, el turismo, la energía o los servicios- de cómo integrar la perspectiva del desarrollo sostenible en sus negocios y entenderlo como una formidable oportunidad para generar riqueza y empleo.
El compromiso en la lucha contra el cambio climático apela naturalmente a los poderes públicos, pero también y de manera muy intensa al sector privado, tanto de las grandes empresas multinacionales como de las medianas y pequeñas empresas que operan en nuestro ámbito más cercano.
Pienso que se están dando pasos adelante, pero también que necesitamos imprimir una mayor intensidad y velocidad si queremos llegar a tiempo a este enorme desafío y convertirlo, como vamos a ver en esta jornada, en una oportunidad para avanzar en una sociedad más próspera, con más bienestar y también más sostenible y justa.
Cuenten como siempre con la Fundación Cajasol para lograrlo.