En realidad, aunque uno tenía un carácter más general –las jornadas en la Facultad versaban sobre los retos de la economía española—y otro más particular –el encuentro que organizaba El Español en Madrid se centraba en las nuevas tecnologías de la comunicación–, ambos eventos tenían un punto en común, que tiene que ver con la vertiginosidad de los cambios a los que se enfrenta nuestra economía y en realidad nuestra sociedad.
Precisamente hice mención a esa extraordinaria velocidad en los cambios como uno de los elementos diferenciales de los retos que enfrentaba la economía hace 30 años, cuando yo estudiaba en esa misma Facultad de Económicas, y la situación actual.
Ante una nutrida representación de estudiantes de postgrado que habían acudido a oír, entre otros, al catedrático José Luis García Delgado, premio Rey Juan Carlos de Economía, comentaba que si bien antes lo habitual es que transcurriera un largo período de tiempo entre el anuncio de una innovación disruptiva y su implementación práctica, ahora ocurre lo contrario, que apenas tenemos tiempo de prepararnos para todos los cambios que se suceden y que afectan a los sistemas de producción, a los procesos, a la gestión de las empresas y de los mercados.
Una de esas transformaciones es precisamente la que representa la nueva tecnología 5G que abordábamos apenas un par de días después en las jornadas de El Español. Lo del 5G, por decirlo coloquialmente, va a ser una auténtica revolución que no solo va a afectar a la economía, a las empresas y a las telecomunicaciones sino a toda nuestra vida cotidiana pues va a introducir cambios radicales en múltiples facetas de nuestra vida, desde el transporte –en el que los coches van a convertirse en una especie de smartphone con ruedas, funcionando en muchos casos de forma automática— a la salud, ya que el 5G multiplica las posibilidades de la telemedicina. Cito solo estas dos áreas, pero se avecinan muchos más cambios que están, como quien dice, a la vuelta de la esquina.
Hay que estar preparados para ellos en todos los ámbitos, desde las Administraciones a las empresas, desde la Universidad a los usuarios y consumidores. Y por eso en Fundación Cajasol estamos siempre atentos para prestar apoyo a estos debates y a participar en ellos, porque queremos ser un agente activo en la modernización de nuestro país. Es lo que quería compartir hoy con todos ustedes.
