En primer lugar, quiero agradecer a Onda Cero por invitarme nuevamente a este espacio de reflexión. Estos encuentros se han convertido en una especie de tradición para repasar el cierre del año y proyectar nuestras perspectivas de futuro. Este año, sin embargo, la conversación fue más allá de un balance económico: hablamos del impacto de la inteligencia artificial en nuestras vidas, el papel de Andalucía en el cambio energético y los retos de liderazgo que enfrenta nuestra sociedad.
Uno de los temas que más me ocupan y preocupan es el impacto de la inteligencia artificial. Durante la charla, compartí una reflexión que vengo debatiendo mucho últimamente: vivimos en un mundo de cambio constante, pero la velocidad con la que hoy se producen estos cambios es abrumadora. Esto exige que las empresas, las instituciones y, sobre todo, las personas, estemos preparados para adaptarnos rápidamente.
Comenté que la inteligencia artificial no sólo transformará sectores económicos, sino que también tendrá un impacto profundo en los códigos éticos y deontológicos de muchas profesiones. Es un cambio disruptivo que plantea enormes desafíos, pero también grandes oportunidades si logramos gestionarlo con inteligencia y humanidad.
No soy pesimista, al contrario, creo firmemente en la capacidad del ser humano para adaptarse, como lo hemos hecho en otras revoluciones: la industrial, la tecnológica, la globalización. Sin embargo, es crucial que pongamos a las personas en el centro de este cambio y trabajemos para garantizar que nadie quede atrás.
Otro punto clave de nuestra conversación fue el cambio de modelo energético. Andalucía tiene un enorme potencial en este ámbito. Somos una región rica en recursos naturales para energías renovables, como el sol y el viento, y debemos aprovechar esta ventaja para posicionarnos como líderes en la transición energética.
En el programa mencioné la importancia de formar parte de grandes alianzas y proyectos que nos permitan competir a nivel global. No basta con pequeñas iniciativas locales; necesitamos estar integrados en grandes consorcios que aprovechen las economías de escala. Este es un reto, pero también una gran oportunidad para Andalucía de convertirse en un referente internacional en energías limpias.
Por último, hablamos sobre un tema que preocupa a muchos: la creciente polarización política y social. Vivimos en un mundo donde las redes sociales amplifican las diferencias y donde, a menudo, las decisiones se toman con más urgencia que reflexión.
Compartí mi visión sobre cómo esta polarización no es exclusiva de España; es un fenómeno global. Sin embargo, creo que debemos trabajar para fomentar un liderazgo más sereno, que ponga el interés general por encima de las diferencias y que se enfoque en construir soluciones duraderas.
Cerramos la conversación hablando de 2025, un año que considero lleno de oportunidades. Los indicadores económicos actuales son positivos: hemos controlado la inflación, los tipos de interés empiezan a estabilizarse y las previsiones de empleo siguen al alza. Desde la Fundación Cajasol, seguiremos impulsando iniciativas que fomenten la inclusión, la sostenibilidad y el desarrollo económico y social de nuestra tierra.