Esta ceremonia siempre es muy especial y le ponemos mucha ilusión y cariño.
En primer lugar, porque nos permite conectar con vosotros, los más jóvenes, y dejarnos contagiar por vuestro talento, vuestra energía y vuestro entusiasmo.
Y también porque año a año vamos comprobando los buenos resultados de esta iniciativa, que ambas fundaciones pusimos en marcha de manera conjunta para contribuir al fomento de la lectura entre las nuevas generaciones.
Este año, además, este certamen tiene un significado aún más señalado, ya que Mi libro preferido cumple su quinto cumpleaños.
En estos cinco años, este certamen literario se ha consolidado como uno de los más importantes y con mejor acogida entre el público juvenil en Andalucía.
Lo hemos visto en las cifras de participación, que no han dejado de crecer: empezamos con 200 textos presentados y 50 centros escolares participantes, y ahora vamos ya por 650 textos y 116 centros.
Lo vemos también en la enorme madurez, creatividad y calidad literaria de los escritos que habéis presentado a lo largo de este tiempo.
Así que toca daros las gracias por las ganas con las que participáis. Y también naturalmente daros la enhorabuena, por lo bien que leéis, y por lo bien que escribís.
Una enhorabuena que quiero dirigir a todos vosotros, premiados y no premiados, y de manera también muy especial para vuestros profesores. No cabe duda de que el éxito de Mi libro preferido no sería posible sin vuestro talento y vuestro buena disposición, pero tampoco sin el compromiso y la entrega de vuestros maestros.
Quería cerrar esta intervención volviendo a recordar la importancia de la lectura y el disfrute que representa tener un libro entre las manos. Y me he dado cuenta de que vosotros lo expresáis en vuestros escritos mejor que nadie. Así que, con vuestro permiso, he tomado prestadas vuestras propias palabras, las de las alumnas ganadoras -todas chicas, por cierto- del primer premio en cada provincia.
Porque un libro, como dice María Mañas desde Roquetas de Mar, te puede hacer disfrutar “más que las maquinitas” y “nunca es una pérdida de tiempo”, como asegura Luna González, estudiante de Cabra, en Córdoba.
Los libros son también “grandes maestros disfrazados de papel”, como tan bien apunta la gaditana Isabel María Ramírez, en su excelente reseña del libro ‘Martes con mi viejo profesor’.
Y es cierto, los libros nos abren una ventana para conocer el mundo y también para conocernos a nosotros mismos.
Nos invitan a explorar los territorios de la aventura, la fantasía, el misterio, la historia, la solidaridad, la amistad y el amor.
Y nos enseñan el valor de lo realmente importante, como han aprendido Julia Pariente y Lucía Valdivieso, de Huelva y Granada respectivamente, al leer ‘El Principito’ y el libro ilustrado ‘Ilegal’, que retrata el drama de la inmigración.
También me identifico mucho con Lucía Luque y Laura González, jiennense una y malagueña la otra, cuando nos cuentan cómo se sienten al leer un libro, cómo se sumergen en la historia y bucean entre las palabras, y cómo son capaces de llorar, reír y temblar de miedo junto a sus protagonistas. Como dice Lucía: “Si lees un libro y no te ha hecho sentir nada, realmente no lo has leído”. Es así.
Todos vosotros nos habéis hecho sentir muchas cosas con los textos que habéis presentado. Y quién sabe si, como dice la sevillana Ángela Macías, esté en vuestro destino que os convirtáis en escritoras y escritores. Madera, desde luego, tenéis.
Felicidades de nuevo a todos, y muchas gracias.