Es un verdadero placer celebrar esta gala con la presencia de los mayores talentos flamencos de nuestra tierra en este momento, como es el caso de los tres premiados de esta noche, artistas de talla gigante que simbolizan con su trayectoria, su éxito y su proyección internacional el peso que se ha ganado en el mundo el arte andaluz por excelencia.
Felicidades a Fosforito, leyenda y memoria viva del flamenco, a Tomatito, actual cumbre de la guitarra, y a Merche Esmeralda, maestra incuestionable del baile. Un trío excepcional, tres vidas consagradas al flamenco que representan en este acto lo más alto de las tres expresiones de esta industria.
Los premios que hemos estrenado hoy pretenden precisamente crear un escenario propio y con vocación de permanencia. Consagrar entre todos un encuentro anual del sector, una suerte de Óscar del flamenco que pongan en valor el cante, el toque y el baile.
Una cita y un nuevo proyecto de nuestra programación flamenca muy especial para la Fundación Cajasol en una doble vertiente. En primer lugar, porque queremos que estos premios sean, ante todo, un homenaje colectivo al flamenco como el gran legado cultural de Andalucía.
Y, por otra parte, también queremos que estos galardones se conviertan en un emblema de nuestra apuesta y de nuestro respaldo al mundo del flamenco como patrimonio, identidad y motor económico de la industria cultural andaluza y española.