Un año económico que invita al optimismo (Artículo en Tribuna de Andalucía)
Las alentadoras cifras con las que hemos cerrado el pasado año en términos de empleo y de crecimiento económico nos invitan al optimismo y a proyectar un 2022 en el que ya debemos recuperarnos plenamente del impacto de la pandemia. Aunque esta crisis nos ha enseñado a manejarnos con la incertidumbre y con escenarios que pueden cambiar de un día para el otro por la imprevisible evolución del virus, hay en estos momentos razones solventes para esperar un horizonte más despejado.

Las mejores perspectivas pueden concretarse a partir de la primavera, cuando la crisis de costes derivada de los altos precios energéticos debe quedar controlada o al menos suavizada, salvo que la reciente crisis con Rusia nos depare alguna sorpresa de última hora.

En el caso de Andalucía, nuestra comunidad está experimentando un mayor dinamismo y una mayor tasa de recuperación que la media nacional. En el caso andaluz, estamos ya a sólo tres puntos de los niveles prepandemia frente a los cuatro puntos de nuestro país. Un momento de expansión, con un ritmo de crecimiento superior al 2% trimestral, que hay que apuntalar aprovechando los potenciales de nuestros sectores más estratégicos en el marco del nuevo modelo económico que se abre paso en toda Europa.

Los fondos de reconstrucción de la UE promueven una ambiciosa apuesta horizontal por la tecnología y por la sostenibilidad en la que Andalucía tiene mucho que decir y que puede revolucionar todos los pilares de nuestra economía, desde el sector agroalimentario hasta la industria o los servicios, incluidos por supuesto nuestra industria cultural y el turismo. Pero tenemos que jugar muy bien nuestras cartas y sumar todos los esfuerzos.

No es la primera vez que tenemos la oportunidad histórica de dar un gran salto adelante y además neutralizar los afectos de la pandemia, pero seguramente es la ocasión que más nos jugamos. Como presidente de la Asociación de Fundaciones Andaluzas (AFA), vengo proponiendo desde el inicio de esta crisis un nuevo modelo más estrecho de colaboración público-privada que permita rentabilizar al máximo los recursos.

Un buen ejemplo de esta nueva política lo hemos podido visualizar hace muy pocos días en el inicio de las obras de rehabilitación de las Reales Atarazanas de Sevilla, un gran proyecto cultural que será uno de los nuevos motores económicos de la capital andaluza y que está impulsado por el sector público en cooperación con el privado, que aporta la mayor financiación. Esta iniciativa dedicada a recuperar nuestros lazos con América será gestionada por la Fundación Cajasol en cuanto a dotación de contenidos. También participan la Junta de Andalucía y la Fundación La Caixa.

El papel de nuestra entidad en las Atarazanas va a multiplicar el peso que ya tenemos en Andalucía como operador de referencia de la industria cultural, un sector que es sin duda estratégico para nuestra tierra y que debe crecer en el cambio de modelo económico. Como es conocido, nuestra acción cultural se lleva el mayor presupuesto de la Fundación, completándose nuestra labor con actividades sociales, formativas y de impulso económico.

En la actual fase de reactivación, nuestra institución ha reforzado todas las acciones para convertirnos en agentes activos de la recuperación, con especial relevancia de nuestro compromiso con la cultura y la protección de nuestro rico patrimonio en toda la comunidad. Cuando dentro de dos años eche a andar el gran complejo cultural de las Reales Atarazanas se habrá consolidado nuestro protagonismo como gestor cultural y promotor de contenidos de primer nivel. Asumimos este desafío con ilusión y con toda nuestra estructura preparada para ello.

Después de tantos meses grises, hablar de nuevos proyectos de futuro para Andalucía y ver por delante un camino más llano es todo un bálsamo y una motivación para seguir trabajando. Aunque vemos todavía tensiones sociales y políticas, hay que esperar que éstas se vayan mitigando a medida que la crisis sanitaria se mantenga controlada y el año nos depare más buenas noticias económicas, todavía mejores que las conseguidas el pasado ejercicio si se cumplen los pronósticos.

Si todos asumimos la responsabilidad que nos corresponde y somos capaces de aprovechar los cuantiosos incentivos disponibles saldremos de esta crisis reforzados y con una transformación sin precedentes de nuestro tejido productivo. Y todos deberíamos ir a una en este gran reto.

Artículo publicado en Tribuna de Andalucía.

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