Y ojo, que somos conscientes de que el reto que os planteamos no es sencillo. Primero, porque os enfrentáis nada menos que a una figura de la envergadura de José María Pemán, que da nombre a este premio. Solo eso ya impone.
Se os pide que toméis el texto de una de las célebres columnas que publicaba en la Tercera de ABC, y que a partir de ahí hagáis vuestra propia reintepretación, con vuestras propias palabras y con vuestro propio estilo.
Algunos encontráis la inspiración para escribir textos que se acercan al ensayo, en los que plasmáis reflexiones que, hay que decirlo, sorprenden por su profundidad y alcance tratándose de chicos y chicas de vuestra edad. A otros os sugiere una historia llena de fantasía y aventura.
Todos plasmáis, a vuestra manera, las cosas que os conmueven, que os interesan o que os preocupan, de modo que vuestros escritos toman, a partir de ese punto de partida que es la columna de Pemán, un vuelo propio, un sentido personal y único que finalmente es lo que los convierte en algo tan interesante, valioso y digno de publicar.
Yo no puedo darlos más que la enhorabuena y sentirme orgulloso, como presidente de la Fundación Cajasol, de poder colaborar en estos Premios de Narrativa Escolar en colaboración con el diario ABC. Unos premios que tienen como primera misión el fomento de la lectura y la escritura entre los más jóvenes, y que año tras año se ha ido descubriendo como una cantera de nuevos talentos literarios.
Cada uno de vosotros, Santiago, María Eulalia, Elisabeth, decidirá en los próximos años hacia dónde se dirige su camino profesional y vital. Pero un consejo, o quizá más bien un deseo: no dejéis de leer, dejad que los libros sigan abriendo vuestra mente y ensanchando vuestros horizontes. Y no dejéis de escribir, de descubriros a vosotros mismos y de encontrar vuestra propia voz.
Felicidades de nuevo, y muchas gracias.