Para la Fundación Cajasol es un honor editar esta publicación y acoger la presentación de este libro sobre su vida que tan magistralmente ha escrito Carlos Navarro Antolín, y hacerlo precisamente a escasas calles del que fuera su cuartel general, del restaurante de mayor renombre de la ciudad. Además, a esto se le suma el trasfondo social, algo que a Juan le habría hecho muy feliz, pues los beneficios recaudados de la venta de este libro irán destinados a la obra social de la Hermandad de San Esteban, de la que fue hermano número tres.
Un título que nadie le regaló, sino que se ganó a pulso desde cero hasta convertirlo en sede y discreto testigo de lo más significativo que ocurre en Sevilla en el plano político, empresarial o cultural. No creo que existan muchas personalidades célebres, juntos a otros miles de ciudadanos anónimos, que visiten Sevilla y no pasen por las mesas o los reservados de Casa Robles a disfrutar de la cocina tradicional de nuestra tierra.
También creo que un acto de reconocimiento y recuerdo es el mejor regalo que podemos hacerle en el día de su santo, una festividad que por supuesto le hubiera cogido trabajando, como casi cada día de su vida, incluida la víspera de su partida.
Maestro de los hosteleros de Sevilla, fundador de toda una institución gastronómica, Juan Robles nos deja como ejemplo y referencia las tres claves de su gran éxito: vocación, trabajo duro y compromiso de vida. Compromiso con su negocio, primando la calidad y atendiendo personalmente cada detalle, cuidando a los clientes como si fueran parte de su familia.
Compromiso también con su sector, cuyo buen hacer defendió tantos años, y compromiso activo con su ciudad. En un mundo tan dado a los excesos y a las vanidades, Juan Robles destacó por su humildad, su discreción y su austeridad, un legado que no deberíamos perder de vista junto a su indiscutible aportación al patrimonio cultural andaluz en su vertiente gastronómica.
Reitero desde estas líneas mis felicitaciones a Carlos Navarro Antolín por este gran trabajo, y mucho ánimo a la familia Robles para que pueda continuar su obra en lo mismo niveles de excelencia.