Es un honor para mí y para la Fundación Cajasol, todavía mayor que otros años, poder facilitar cada uno de los ritos solemnes de la fiesta en los que participamos tradicionalmente y que tanto se ha hecho esperar.
Es el caso del rito que hemos traído en la tarde del lunes, la edición y la presentación del libro que recoge las sentidas palabras de ayer del pregonero Julio Cuesta, unas palabras que todavía resuenan en el Maestranza y en el corazón del mundo cofrade sevillano junto a la cerrada ovación de un público más entregado y emocionado que nunca.
No es para menos. El pregonero de este año, cofrade apasionado y conocedor por experiencia propia de la gestión de las Hermandades, es el que mejor puede contarnos cómo ha vivido esta espera de dos largos años de retoques al texto que debió pronunciar en 2020. Las expectativas eran muy altas y las circunstancias realmente excepcionales, sobre todo por tantos sentimientos profundos contenidos y vividos en la intimidad. Pero Julio Cuesta no defraudó.
Desde 2019 no dejamos de marcar hitos, y no todos son de signo negativo, siguiendo el ritmo de estos tiempos de cambios profundos y sobresaltos. En aquel último año de la Semana Santa en las calles antes de las dos primaveras en blanco que hemos vivido el pregón lo protagonizó una mujer, Charo Padilla, por primera vez en la historia de las cofradías.
También va a pasar a la historia por su insólita experiencia nuestro siguiente pregonero nada menos que tres años después de aquello. Pero por fin le ha puesto voz a tantas vivencias anónimas de miles de fieles en las vísperas de la Semana Santa del reencuentro con la devoción y la fe compartidas y experimentadas de forma colectiva, como le gusta hacerlo a nuestra tierra.
De eso habló en su cuidado pregón, de una pasión aprendida desde la infancia que pasa de generación en generación y que todos los cofrades conocen tan bien, sin olvidar el guiño que hizo a otro tipo de hermandad con miles de devotos en España, la de la Cruz del Campo, la que fue su casa profesional durante tantos años.
Todos estos mensajes, que destilan profundo amor y compromiso por la ciudad y también conocimiento de la historia de Sevilla, todos estos sentimientos e íntimas experiencias se quedan ya para siempre y por escrito en este libro.
Para la Fundación Cajasol, la publicación forma parte de nuestro compromiso con la ciudad, de nuestro particular rito de cada Cuaresma, una programación que este año ha sido más especial que nunca para celebrar con todos los sevillanos y visitantes que la Semana Santa recupera todas sus señas de identidad, que son las nuestras.