Me refiero al diálogo plural, al encuentro, al respeto y a la tolerancia con las ideas del otro. Un libro que denuncia, en consecuencia, la polarización extrema en la que está inmersa nuestra sociedad y que genera odio y violencia, como vemos cada día en los medios y, sobre todo, en la redes sociales.
Un acto que nos ha dado la oportunidad de reflexionar sobre la crisis existencial y de valores de estos tiempos tan complejos y que nos ha ayudado a enriquecer este debate apasionante, necesario y urgente.
El debate ha seguido la línea de la última entrega de Letras en Sevilla, no sólo por contar también con Jesús Vigorra, sino también porque se ha analizado específicamente el frentismo y la polarización política que forman parte de las ideologías y que tanto rechazo provoca en la ciudadanía.
Frente a la confrontación instalada en todos los ámbitos, necesitamos más personas e instituciones con la intención y la capacidad de tender puentes y mejorar la convivencia. Se trata, nada menos, que de calidad democrática y, por tanto, de vivir en libertad plena.
En la era de los bulos y la manipulación, necesitamos también que renazca de sus cenizas el concepto de pensamiento crítico, en el sentido clásico de la capacidad de cuestionar, analizar y actuar en consecuencia sin adoctrinamientos.
Y para ello necesitamos modelos y paradigmas nuevos. Filosofías constructivas y a la vez rompedoras, como la que se atreve a postular Alessia Putin.