Hoy hemos celebrado junto a Gabriel Cruz, alcalde de Huelva, y el vicepresidente de Innovación Económica y Social de la Diputación de Huelva, Juan Antonio García, la presentación del libro “Huelva, tierra de fandangos”, una obra escrita por cuatro autores: Luis Soler Guevara, Manuel Romero Jara, Miguel Ángel Fernández y Faustino Núñez, y editada por la Fundación Cajasol.
Quisiera aprovechar estas líneas para reiterar la satisfacción y el orgullo que sentimos como entidad editora de esta obra sin precedentes para la historia del flamenco, un libro que es, además, todo un reconocimiento a la mayor aportación de Huelva a este arte universal y andaluz en su esencia.
Esta publicación que hemos presentado precisamente en esta peña de La Orden, toda una institución consagrada a mantener vivo el cante más genuino de Huelva, viene a liquidar una asignatura pendiente en el estudio académico del flamenco. Una deuda que se salda ahora con esta primera investigación rigurosa y exhaustiva sobre los orígenes, la historia y los estilos de este cante popular del pueblo onubense que es desde hace siglos una de sus señas de identidad más emblemáticas y arraigadas.
Este cante de personalidad única nació cuando el pueblo era iletrado, pero no inculto, como muy bien se aclara en las primeras páginas del libro Huelva, tierra de fandangos. Si la gente humilde no sabía leer ni escribir tenía que cantar y bailar para expresar en verso y a través de la música sus emociones, sus valores y las muchas injusticias de la época en la que brota el fandango. Estos son los pilares de este palo que es puro sentimiento.
Huelva, con su larga nómina de grandes artistas y un género flamenco propio que a su vez ha dado lugar a otras ramas, es por derecho propio un referente internacional de nuestra música más universal superando con creces los límites del propio fandango. Y aunque es verdad que a nivel artístico Huelva es más que fandango, estaremos de acuerdo en que el fandango es netamente Huelva. Ese es su apellido, por más que sus orígenes podamos rastrearlos también en otros territorios y sea en realidad esta copla una mezcla maestra de otras culturas como la portuguesa y la árabe.
Este manual, por tanto, es una forma de consagrar a nuestra provincia en la historia del flamenco, junto a la reciente declaración del fandango de Huelva como Bien de Interés Cultural, una catalogación que es exclusiva de este palo y que le hace justicia por su popularidad.
Y se comprende que así sea: ningún cante se agarra tanto al corazón como un fandango bien cantao, como nos han demostrado Jeromo Segura y El Peca, a quien agradezco muy sinceramente su actuación como cierre solemne de esta presentación.
Tenemos aquí, en definitiva, un auténtico tratado de setecientas páginas con el que podemos profundizar en la evolución histórica del fandango desde sus inicios hasta el presente gracias al análisis pormenorizado de toda la discografía grabada. Un minucioso recorrido por cada una de las comarcas onubenses que se han destacados en este arte, desde el mar a la sierra, un trabajo que se completa con el estudio musical y las partituras de unos ochenta fandangos. Un libro, queridos amigos, a la altura de este cante.
El fandango, gracias a esta obra, toma el sitio de honor que le corresponde en la flamencología. Y eso hay que agradecérselo, en primer lugar, a sus autores, a quienes felicitamos de todo corazón por su gran trabajo. Pero también hay que dar las gracias a los artistas y cantaores que le han dedicado todo su talento a lo largo de la historia, así como a las peñas e instituciones de defensa y promoción del flamenco en Huelva.
Un compromiso, el de la protección de nuestro rico legado cultural y artístico, con el que estamos especialmente identificados en la Fundación Cajasol. La edición de esta obra es para nosotros una gran oportunidad de demostrarlo. Y mucho más en unos tiempos de crisis y transformación de nuestra sociedad en los que tenemos que sacar el máximo partido a un patrimonio cultural tan privilegiado como el que tenemos en Huelva.