Siempre es un placer volver a Cádiz con nuevos proyectos y buenas noticias que contarles, como este programa solidario tan especial que hemos presentado hoy en la sede de la Hermandad de la Caridad y en el que tenemos el honor de colaborar.
El objetivo que compartimos con la entidad benéfica más antigua de la ciudad no es otro que ayudar a paliar la difícil situación vital que atraviesan las personas en riesgo de pobreza y de exclusión social, una lacra que ya era importante en Cádiz y que se ha visto agravada como consecuencia de la pandemia hasta alcanzar casi al 30% de la población local.
Se trata de un programa integral de asistencia que abarca diferentes necesidades básicas como la sanitaria, la psicológica o la económica y de integración social.
Por suerte, los servicios sociales han avanzado considerablemente y ya la Hermandad no tiene que hacer frente a su antigua labor histórica de enterrar cadáveres o atender a peregrinos sin medios de subsistencia, pero también es cierto que las necesidades son muchas en este contexto de crisis y los poderes públicos no disponen de recursos ilimitados.
Por eso es tan relevante a mi juicio la misión de instituciones como la de la Santa Caridad o la de la propia Fundación Cajasol, que como saben destina una buena parte de sus actuaciones a obra social y asistencia a las capas más desfavorecidas de nuestra sociedad.
Para nuestra institución, es por tanto una gran satisfacción poder ofrecer nuestro apoyo a las principales entidades sociales y culturales de Cádiz en estos tiempos tan convulsos. Es nuestra forma de reforzar una dilatada labor de respaldo a nuestra cultura y nuestras tradiciones, al desarrollo y la igualdad de oportunidades en nuestra tierra. Por eso celebramos y agradecemos el empuje y la iniciativa, además de la responsabilidad, que despliegan entidades como esta hermandad.