El pasado año tuvimos la suerte de celebrar su primer cuarto de siglo y en esta vigésimo sexta edición podremos comprobar que el aniversario no ha hecho más que redoblar el ímpetu y el atractivo de esta cita que, de alguna manera, ya es tradicional en el comienzo del otoño sevillano.
A lo largo de todos estos años el Festival se ha consolidado y la mejor prueba de ello es la extraordinaria respuesta del público, que responde al evidente atractivo del Festival, en el que participan más de 50 países, lo que permite realizar, en apenas un paseo, un pequeño viaje a través de la cultura, el arte, la música, la artesanía y, por supuesto, la gastronomía de las más diversas partes del mundo.
Y si la acogida del público siempre es, como señalaba antes, una característica de este encuentro, creo que no me equivoco si digo que, siendo este año México el país invitado, ese éxito está más que asegurado porque si todos los países presentes en el Festival tienen su atractivo, no hay duda de la gran potencia en todos los órdenes que supone un país de personalidad y riqueza cultural como la mexicana.
Si a todo ello añadimos la oferta musical, es evidente que el Festival de las Naciones es una gran oportunidad para el ocio. Y es que desde el 27 de septiembre al 3 de noviembre el Prado de San Sebastián acogerá conciertos de numerosos artistas, espectáculos, días temáticos…
Pero, para terminar, permítanme que añada que es mucho más que un espacio de diversión.
Por tres motivos fundamentales:
Por lo que supone de compromiso con la cultura, con el intercambio, con el encuentro entre pueblos y personas diferentes. Conocer es el paso imprescindible para comprender y para disfrutar de esa enorme riqueza que supone la diversidad humana.
En segundo lugar, por su apuesta decidida por la solidaridad, contando, porque el Festival de las Naciones alberga numerosas iniciativas, presentaciones y talleres que llevan a cabo distintas entidades y asociaciones durante estos días en el Prado de San Sebastián, y que tiene su broche en la tradicional entrega de los Premios Solidarios.
Y, finamente, y no por ello menos importante, porque este Festival supone un nada despreciable impulso de la actividad económica en nuestra ciudad durante el otoño, cuantificables en términos de creación de empleo y riqueza, que nunca vienen mal en una ciudad como la nuestra.
Para la Fundación Cajasol nuestro apoyo al Festival de las Naciones nos ofrece, en definitiva, una nueva ocasión de reafirmar nuestro compromiso con la ciudad, y nuestro apoyo a todas las iniciativas que contribuyan a que Sevilla y Andalucía se abran al mundo, y sean de esta forma sociedades más prósperas, más modernas, más solidarias y con un mejor futuro.
Les deseo que, un año más, disfruten mucho del Festival.