Se cumplen ahora 90 años de la inauguración del viejo Teatro de la Exposición, y de su edificio hermano, el Casino, dos de las joyas arquitectónicas que nos dejó la Exposición Iberoamericana de 1929.
Sin duda, todo el legado de la Exposición del 29 es muy importante para Sevilla, pero creo que el carácter singular que tiene el Lope de Vega tiene que ver con el papel muy importante que ha tenido en la vida social y cultural de esta ciudad. Digo también social porque el Lope de Vega ha sido escenario –nunca mejor dicho escenario— de muchas reuniones, encuentros y actos de la sociedad civil, incluidos algunos vinculado a las Cajas de Ahorros hispalenses, que son las entidades fundadoras de la Fundación Cajasol.
Y, como decía, buena parte del protagonismo del Teatro Lope de Vega y el Casino de la Exposición tiene que ver con su papel como gran agente de la vida cultural de Sevilla, una característica que comparte con nuestra Fundación, volcada como saben todos ustedes en agitar, en el buen sentido de la palabra, la oferta cultural sevillana.
En fin, todo el que tenga curiosidad por conocer el casi un siglo de trayectoria del Lope de Vega va a encontrar en esta magnífica exposición que acogemos desde hoy en nuestra sede un gran atractivo, que además supone el comienzo de un camino que no tengo duda, desembocará dentro de una década en los acontecimientos que conmemorarán en 2029 el centenario de la Exposición Iberoamericana, que tanto ha aportado al patrimonio y a la vida de Sevilla.
No quiero terminar sin agradecer a la Asociación Cultural Bargueño, cuyo trabajo para mantener viva la memoria de Sevilla es realmente extraordinario, todo el empeño que ha puesto en esta exposición, que quiero personalizar en su comisario, Chus Cantero.
Confío en que van a ser muchos miles de sevillanos y visitantes los que van a disfrutar de esta muestra que abrimos hoy.