Por aquellas fechas, la ciudad dejó atrás para siempre el peligro de las inundaciones que había marcado su historia gracias a una infraestructura hidráulica que, pocos años después, permitió celebrar la Exposición Universal de 1992 en los terrenos inundables ganados al Guadalquivir.
A la corta de la Cartuja y a los ingenieros que la hicieron posible, liderados por Mariano Palancar, se dedica íntegramente esta muestra que tenemos el honor de acoger para divulgar los detalles de este proyecto estratégico que fue un modelo de colaboración institucional y que fue el pilar sobre el que pudo construirse la Sevilla del presente y la del futuro.
Aprovecho estas líneas para reiterar mi agradecimiento a Mariano Palancar por haber asistido al acto, y también a otros protagonistas de la ejecución de estas obras que estuvieron presentes, como Juan Saura o José Luis Manzanares, al que le debemos por ejemplo el Puente del Cachorro sobre el río.
Hace unos años, el propio Mariano Palancar citaba a Antonio Burgos para señalar que, muy probablemente, no se había dado el suficiente reconocimiento público a estas actuaciones que tantos beneficios y cambios reportaron a la ciudad. Espero que esta exposición, que es también un homenaje a una generación de brillantes ingenieros andaluces, pueda de alguna manera saldar esta deuda.
Muchos recordamos nítidamente cómo era la Calle Torneo antes de que la ciudad se abriera al río, derribara el muro, construyera puentes icónicos y levantara en la otra orilla un Parque Tecnológico y una Expo Universal.
Todo ello y mucho más fue posible gracias a la corta de la Cartuja, una obra que ahora podemos conocer y reconocer gracias a la magnífica exposición que abrimos hoy.
Para nuestra entidad, por el compromiso histórico que nos une a esta ciudad, es un honor contribuir a difundir este trabajo y rendir homenaje a los profesionales que lo impulsaron.