Felipe López García, consejero de Fomento y Vivienda, imparte la conferencia inaugural, titulada ‘La política de infraestructura y vivienda como apuesta por el desarrollo equilibrado de Andalucía’. Para finalizar la jornada tiene lugar una mesa redonda y coloquio en el que participan Ana Chocano Román, Presidenta del Círculo de Empresas Andaluzas de la Construcción, Consultoría y Obra Pública (CEACOP), José Abraham Carrascosa Martínez, Decano del Colegio de Ingenieros, Manuel González Moles, Director General de Consultores de Ingeniería UG 21, y Jaime Rodríguez Donnelly, Director General de Construcción de Sando, moderados por Ana María Trujillo García, Redactora Jefe de El Correo de Andalucía.
Presidente y editor de El Correo de Andalucía,
Amigos y amigas,
Bienvenidos como siempre a esta casa, a la Fundación Cajasol, donde acogemos con mucho placer este nuevo encuentro de El Correo de Andalucía, cabecera histórica y de referencia en Sevilla y Andalucía con la que tenemos el placer de colaborar desde hace años.
Ya tuvimos hace un tiempo la ocasión de participar en una jornada alrededor de la importancia del emprendimiento como bien social, un asunto que, como saben, está en el ADN de nuestra obra social, y hoy abordamos una cuestión igualmente capital para el desarrollo económico y el progreso en Andalucía, como son las infraestructuras.
Quiero dar las gracias al consejero de Fomento por acompañarnos, e igualmente a los ponentes que participarán en la mesa redonda posterior, y que representan la voz de las principales empresas constructoras andaluzas y también del ámbito de la ingeniería.
Pienso que todos los que estamos en esta sala estaremos de acuerdo en una idea tan sencilla como también de gran relevancia: las infraestructuras representan uno de los pilares fundamentales para el desarrollo económico y la competitividad de un país, para su cohesión social y también para la vertebración territorial.
Como recordaba no hace mucho la OCDE, las inversiones en infraestructuras condicionan la elección sobre dónde viven y trabajan las personas, influyen sobre la localización de las empresas y la atracción de la inversión privada, y afectan de manera sustancial a la calidad de vida.
Y esta realidad, que ciertamente puede aplicarse a cualquier lugar del mundo, se hace singularmente evidente en España y Andalucía.
Porque la profunda transformación que ha experimentado nuestra tierra en estas últimas décadas, que es consecuencia lógicamente de una conjunción de cambios y reformas, no podría explicarse sin el desarrollo de una extensa y moderna red de carreteras, sin la alta velocidad ferroviaria, sin nuestros puertos y aeropuertos, o sin un sistema eficiente de distribución de energía o agua.
Estos equipamientos conforman en buena manera los cimientos del progreso de Andalucía en este fructífero periodo democrático.
Lo que me lleva a la segunda idea que quería compartir con ustedes, y en la que confío en que también coincidirán conmigo: si el desarrollo de las infraestructuras es básico para el crecimiento en tiempos de bonanza, lo es aún más en momentos como los actuales.
Porque necesitamos ese empuje extra para consolidar esta salida de la crisis aún incipiente. Y porque corremos el peligro de que los déficits de infraestructuras generen cuellos de botella que obstaculicen la recuperación y nos hagan perder capacidad competitiva.
El propio Fondo Monetario Internacional lo ha manifestado claramente en un informe monográfico que publicó hace un par de años: el aumento de la inversión en infraestructura tiene un efecto inmediato en el crecimiento, ya que impulsa la demanda y la creación de empleo, y tiene un efecto multiplicador a largo plazo, ya que aumenta la capacidad productiva de la economía.
En las economías avanzadas, dice este mismo estudio, un incremento de la inversión pública equivalente a 1 punto del Producto Interior Bruto, tiene como resultado un crecimiento del PIB en alrededor del 0,4% en el mismo año y un 1,5% al cabo de sólo cuatro años.
En este sentido, creo que hay que reconocer el incremento que está previsto en los presupuestos del Gobierno andaluz para el año que viene. Y también lamentar que la inversión estatal recogida en los Presupuestos Generales del Estado para Andalucía se quede tan lejos de responder a las necesidades de nuestro territorio.
Junto a la recuperación de la inversión pública, creo también al mismo tiempo que debemos debatir y explorar con calma nuevas formas de financiación que nos permitan desarrollar nuevas infraestructuras y también modernizar las que ya tenemos.
Queridos amigos, el sector de la construcción, uno de los más golpeados por la crisis, tiene en estos momentos una oportunidad de retomar su papel como uno de los motores de arrastre de nuestra economía y como un potente generador de riqueza y empleo en nuestra tierra.
Naturalmente con un enfoque adaptado a los tiempos, en el que gana peso la innovación y la alta tecnología y se invierte en actuaciones con alto valor añadido en términos de competitividad.
En el que se apuesta por un modelo más eficiente, perfeccionando la evaluación, selección y ejecución de los proyectos, y efectuando análisis más rigurosos de costos y beneficios.
En el que se genera empleo de calidad y se estimula el retorno del talento que lamentablemente salió de nuestra tierra durante la crisis.
Un nuevo tiempo, también en el que se asume también una mayor responsabilidad social y se aplican estándares más exigentes en el respeto del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático.
No cabe duda de que los nuevos tiempos plantean retos de envergadura, pero también encierran potentes espacios de oportunidad si sabemos aprovecharlos.
Muchas gracias.
- Jornada Los efectos de la inversión en infraestructuras en la sede de la Fundación Cajasol
- Jornada Los efectos de la inversión en infraestructuras en la sede de la Fundación Cajasol
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