Quiero reiterar desde estas líneas a María García, profesora del Máster en Negocios Internacionales y Tax Director de Ayesa, que, en representación del claustro de profesores, ha sido la encargada de ofrecernos la Lección Magistral. Y, por supuesto, a mi querido amigo Federico Linares, presidente de EY España, que ha clausurado el acto.
Federico es un claro ejemplo de esfuerzo y dedicación, de desarrollo profesional en el más amplio sentido de la palabra. Nació en Cádiz pero su trayectoria profesional, su ambición y su nivel de exigencia y superación lo han llevado, prácticamente, por todo el mundo. Llegando a ser lo que es hoy, presidente de la empresa líder a nivel mundial en servicios de auditoría, fiscalidad, asesoramiento en transacciones y consultoría.
Gracias por habernos acompañado hoy.
Como cada curso académico, nuestra intención no cambia, seguimos dando lo mejor y reforzando cada año académico los niveles de excelencia de nuestra formación. Pero es evidente que cada vez sentimos una mayor responsabilidad en nuestra labor teniendo en cuenta que, además de la coyuntura que atravesamos, también es una realidad que nuestro entorno empresarial y laboral cada vez más exigente, competitivo y cambiante que nos empuja a reinventarnos, a multiplicar nuestra capacidad de adaptación y a estar mejor preparados que nunca desde el punto de vista técnico, tecnológico y también humano.
Los alumnos que se incorporan hoy a nuestra gran familia, a los que hemos dado nuestra más cordial bienvenida, aceptan estos retos y han decidido afrontarlos de nuestra mano y bajo la guía de nuestra escuela de negocios. Y eso es para el Instituto de Estudios Cajasol un orgullo y una gran responsabilidad en estos tiempos que corren. Agradecemos su confianza y les prometemos que no los vamos a defraudar, que pondremos a su disposición toda nuestra experiencia para que puedan conseguir la mejor versión de sí mismos según sus talentos individuales y gracias al trabajo en equipo que les proponemos desde hoy.
Ese será el final de nuestro camino común en 2023, cuando se puedan sumar a los más de 33.000 graduados y profesionales que han pasado por nuestras aulas en tres décadas de actividad docente. Nuestro prestigio como escuela de negocios se lo debemos, en primer término, al compromiso de nuestro claustro de profesores y del equipo directivo y administrativo del Instituto, pero también al inmenso caudal de talento, esfuerzo e ilusión que gestionamos por parte de nuestro alumnado.
Un gran trabajo colectivo en el que también participan las empresas colaboradoras del Sistema de Prácticas del Instituto, un pilar fundamental que explica el alto grado de inserción laboral que conseguimos al enfocarnos en la realidad práctica de nuestra economía y del mercado de trabajo.
A modo de balance de la última edición, tenemos que destacar que el pasado curso desarrollamos con éxito ocho másteres para posgraduados, desde el de Asesoría Fiscal al Máster en Abogacía que impartimos en colaboración con la Universidad Antonio de Nebrija con una cifra récord de alumnos matriculados.
Se suma a todo ello nueve programas para profesionales y directivos, en versiones presencial y virtual, además de una treintena de jornadas formativas, entre otras actividades. En el pasado año académico también retomamos los encuentros del Club de Directivos de Andalucía, con conferenciantes de primer nivel que nos ayudaron a analizar el actual momento macroeconómico, como fue el caso del presidente del CES.
En resumen, cerca de 4.600 horas de formación y más de 2.500 alumnos que nos siguieron en los diferentes formatos y programas en el curso 2021-2022. Una cifra que vamos a superar ampliamente en la nueva edición porque estamos registrando cifras récord de matriculaciones, lo que demuestra el creciente interés por la formación de referencia y el conocimiento como instrumentos para hacerle frente a la crisis.
Hemos hablado de datos y de conocimientos técnicos, pero no podemos olvidar los cimientos que nos convertirán en grandes profesionales y mejores personas. Me refiero a los valores, seguramente el factor clave también en esta época junto a la innovación tecnológica y la preocupación por la sostenibilidad en todas sus vertientes.
Otros valores clave que promovemos desde el Instituto de Estudios y desde la Fundación Cajasol es la cultura del emprendimiento y de la innovación, dos apuestas imprescindibles en este contexto histórico. Una escuela de negocios como la nuestra, con una trayectoria tan dilatada y exitosa, debe redoblar precisamente ahora el impulso de estas vocaciones entre nuestros jóvenes y directivos para que nuestra tierra no se quede descolgada en el nuevo modelo socioeconómico que se está construyendo.
Pero también deben ser una prioridad, junto a los criterios más materiales e individualistas, valores humanos como la solidaridad, la humildad y la cooperación. Nos lo recordó uno de nuestros alumnos destacados en la última ceremonia de graduación con un discurso brillante y emotivo que tuvo una gran repercusión en las redes. Un discurso que habla por sí mismo de la calidad humana y profesional que tratamos de fomentar y sacar a la luz entre todos vosotros.
Con ese llamamiento en favor del trabajo en común y el compañerismo que hizo Antonio Martín este verano cierro ya estas líneas. A nuestros alumnos les queda un trabajo duro por delante, en nuestras aulas primero y en el mercado laboral después. Pero ya sabemos que valdrá la pena por los frutos que recogeremos de nuestro esfuerzo y por la aportación que este trabajo exigente tendrá sin duda en una sociedad en plena transformación.
De este entrenamiento intenso, de esta estrecha convivencia que inician hoy se llevarán conocimientos, habilidades, aptitudes y valores, pero también unos lazos de amistad que los acompañarán y ayudarán toda la vida.
Solo me resta desearles mucha suerte, ánimo en la tarea y determinación para sacar adelante todos sus proyectos.