
Hoy hemos presentado la nueva campaña solidaria de la Fundación MAS con la que gustosamente colaboramos cada mes de diciembre en una cita que ya es habitual en la agenda prenavideña de esta institución y de la propia Fundación Cajasol. Sin embargo, como estamos comprobando, nada es igual en este año crítico y atípico de 2020, y todos tenemos que contribuir a paliar las consecuencias de la pandemia por la vía de multiplicar la corriente de solidaridad y aunar esfuerzos en la medida de nuestras responsabilidades.
La Fundación MAS puede dar buen ejemplo de ello. Su campaña navideña de reparto de alimentos a los más desfavorecidos, que precisamente puso en marcha con la propia creación de la Fundación hace una década para suavizar el impacto de la anterior crisis, ha ampliado su alcance este año de forma espectacular. Y lo ha hecho implicando en su campaña a toda la cadena del sector de la distribución en el que opera el grupo sevillano, desde sus proveedores hasta sus clientes y empleados, impulsando de esta forma una corriente solidaria que nos debe servir de referencia.
Lamentablemente, la grave crisis del virus ha multiplicado el número de familias con necesidades básicas sin cubrir, así que las instituciones que velamos por el desarrollo de nuestra sociedad estamos obligadas a redoblar nuestro compromiso de impulso social, económico, educativo o cultural. Y la mejor manera es reforzando la cooperación entre entidades y colectivos. Es nuestro caso y, como hemos constatado hoy, también el de la Fundación MAS, con la que nos unen estrechos lazos de colaboración.
En este sentido, quiero destacar especialmente, en calidad de presidente de la agrupación regional, el papel que estamos asumiendo las fundaciones andaluzas en general. Otro ejemplo digno de resaltar en el que también tenemos el honor de participar es la campaña Andaluces Compartiendo, que igualmente ha ampliado su acción de reparto de alimentos este año.
Estamos viviendo un momento que no tiene precedentes y que nos exige por tanto hojas de ruta nuevas para que nuestra sociedad pueda recuperarse de este trance lo antes posible y con el menor coste social y económico. Por eso vengo defendiendo como imperativo moral la búsqueda de nuevas fórmulas de colaboración entre la iniciativa pública y la privada. En este camino siempre encontrarán a la Fundación Cajasol.
Mis felicitaciones para terminar a la Fundación MAS por su iniciativa y por su empuje a la hora de aunar voluntades. Y también nuestro más sincero agradecimiento a todas las entidades sociales y a los cientos de voluntarios que distribuyen estos alimentos y que nos ayudan a crear, entre todos, esta inmensa ola solidaria.