Esta tercera edición supone lógicamente la consolidación de este encuentro como un espacio de análisis de referencia en el sector del turismo.
Y creo que señala también la consolidación de los lazos de colaboración entre el Instituto de Estudios Cajasol y la escuela Next que dirige mi buen amigo Manuel Campo Vidal.
Es un trabajo conjunto que durante los últimos años se ha ido haciendo más intenso y también más provechoso. Ambas organizaciones compartimos una misma misión, que es contribuir a una economía y una sociedad más abiertas, más innovadoras y con más oportunidades y bienestar para todos.
Pienso también que la continuidad y el éxito que ha venido cosechando este Congreso, que hoy inicia el tercer ciclo en su andadura, son representativos también de su capacidad para ofrecer, cada año, un programa de trabajo, una agenda y unos ponentes de enorme interés y atractivo para el sector.
Edición tras edición, en este Congreso estamos teniendo la oportunidad de ir profundizando en los grandes asuntos a debate alrededor del turismo de hoy, pero sobre todo del turismo de mañana. Y también de ir actualizando el análisis, incorporando a la mesa las nuevas realidades y tendencias de este sector absolutamente estratégico para nuestra economía.
Todo eso está en el intenso programa de trabajo.
Con la ayuda de los ponentes, de los expertos y académicos que participan en estas dos jornadas, se hace un repaso a las nuevas herramientas digitales y a los nuevos entornos tecnológicos que pueden colaborar a una gestión más inteligente del turismo. Tecnologías que evolucionan a una velocidad vertiginosa, como los sistemas blockchain o el desarrollo de la inteligencia artificial.
Se trata, asimismo, la importancia de la gestión del talento, de seleccionar y de formar a los mejores para dirigir y gestionar una industria de esta envergadura.
Ya saben que en la Fundación Cajasol estamos profundamente comprometidos con esto, con la educación de excelencia y con la formación de los directivos y profesionales del siglo XXI.
Y también se aborda un debate necesario, el que tiene que ver con cómo gestionamos las enormes afluencias de visitantes en algunas zonas y ciudades de nuestro país, sobre el boom de los apartamentos turísticos y también sobre cómo hacemos frente, con inteligencia, a determinadas percepciones de la opinión pública sobre este fenómeno, la llamada “turismofobia”.
Yo estoy convencido de que las reflexiones y las conclusiones de este Congreso van a suponer una aportación sustancial a un debate que considero trascendental: en primer lugar, ser capaces de identificar y entender las grandes corrientes de cambio que se están dando en la economía global, y por tanto también en el turismo. En segundo lugar, cómo responder a esos cambios.
Y, sobre todo, y fundamental: cómo lideramos y nos ponemos al frente de esa profunda transformación que representa la revolución digital y ponemos nuestro sector turístico a la vanguardia en calidad, en excelencia y en innovación.
Gracias, como siempre, a Málaga y a su alcalde por su hospitalidad.