Porque no se trata solo de contar con su vez de privilegio, sino de un auténtico espectáculo que es, de un lado, profundamente innovador y, de otro, nos permite rescatar versiones extraordinarias de canciones y villancicos de navidad.
Digo que es un espectáculo innovador por varios motivos. El primero de estos motivos tiene nombre y apellidos sevillanos, Manuel Lombo, que nos acompaña también hoy y al que agradezco igualmente su presencia.
La fusión de dos artistas de trayectorias tan distintas como la de Ainhoa y la de Lombo nos garantiza de nuevo un plus de originalidad.
Creo que el atractivo de ver a una soprano como Ainhoa Arteta y a un artista ecléctico, pero de raíces tan flamencas como Manuel Lombo es más que evidente.
Una tolosarra y un nazareno de Dos Hermanas suponen, sin duda, un cóctel de gran interés, aunque de Ainhoa desde luego puede decirse que ya cuenta con unos vínculos muy profundos con nuestra tierra –les recuerdo que es hija adoptiva de la provincia de Sevilla, al tiempo que Manuel Lombo representa una de esas trayectorias artísticas caracterizadas por la evolución, la apertura y la búsqueda permanente de nuevos lenguajes musicales-.
Estoy seguro de que va a ser una serie deslumbrante de conciertos que va a cosechar el mismo éxito de siempre, aunque atendemos la gran demanda abriendo un nuevo espacio en Córdoba, que se suma a los conciertos que comenzarán en el Teatro Villamarta de Jerez, seguirán Cádiz, y Sevilla que en esta ocasión tendrá lugar en ese nuevo espacio escénico de nuestra ciudad que es el Cartuja Center.
Que suenen con alegría es también un espectáculo profundamente innovador porque su producción encierra un notable esfuerzo de renovación artística que a buen seguro va a suponer un contrapunto y un realce a la tradicional música navideña, gracias no solo a las voces de Ainhoa y Manuel, sino a un grupo valiosísimo de músicos, creadores y escenógrafos de gran talla, bajo la dirección artística de uno de los más prestigiosos directores de escena de España, el cordobés Francisco López.
En fin, para la Fundación Cajasol es un honor que este espectáculo vea la luz de nuestra mano y, por supuesto, un placer tenerlos aquí con nosotros.