En Fundación Cajasol nos hemos sumado al “Semestre Laffón”, homenaje a la artista sevillana en el que también participan el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y el Museo de Bellas Artes, con la exposición “Carmen Laffón en la Colección Cajasol”.
Hoy hemos tenido la oportunidad de inaugurar la muestra junto a la Consejera de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía, Patricia del Pozo, en compañía de la propia artista, Carmen Laffón.
La muestra “Carmen Laffón en la Colección Cajasol”, comisariada por Juan Bosco, presenta una serie de obras de la pintora sevillana que forman parte de la colección de la Fundación Cajasol, a las que se han sumado otras piezas que han sido cedidas para la ocasión. El visitante podrá disfrutar de obras inéditas nunca antes expuestas, muchas de ellas restauradas para este proyecto a cargo de la restauradora, Maite Béjar.
Es un honor para la Entidad que presido exponer esta selección de obras que es para nosotros un verdadero tesoro. Un legado que tenemos el honor de custodiar y que supone nuestra contribución a este brillante otoño cultural que Sevilla y Andalucía le dedican a la gran pintora y académica.
La Fundación Cajasol se suma al merecido homenaje que nuestra tierra le debe siempre al gran talento artístico de Carmen Laffón a pesar de los muchos reconocimientos que, con justicia, ha ido recibiendo dentro y fuera de nuestras fronteras. Para la obra cultural de la Fundación, de ninguna manera se trata de una artista más. Además de representar una parte muy relevante de nuestros fondos artísticos por el renombre internacional de su trabajo, nos unen a ella unos lazos afectivos que hemos ido tejiendo en muchos años de fructífera colaboración.
Para culminar este merecido homenaje a la artista sevillana, la Fundación Cajasol editará un catálogo razonado que se está ultimando como recopilatorio inédito de su trabajo hasta el momento.
“Carmen Laffón en la Colección Cajasol”
La exposición parte de cuatro obras iniciales de Carmen Laffón. Fechadas entre 1956 y 1958, son cuadros de muchachas sin nombre, pintados tras una estancia en Italia y un largo viaje a París. A estas obras se añade Caridad (colección privada, Madrid), óleo de 1961, donde ya aparece la idea de realismo de Carmen Laffón. Idea que alientan los dos dibujos, fechados en torno a 1970.
La carta, cuadro de 1961, recoge un tema reiterado por la autora. La carta, en pintura, es un objeto paradójico: el sobre la oculta y a la vez la carga de afecto. Esta unión de lo oculto y lo manifiesto, lo expresivo y lo reservado es clave en la poética de Laffón. También hay un objeto cerrado en La muerte del Coli (1964), es el cajón de un torero. El Coli, Manuel Leyton, fue un banderillero jerezano fatalmente corneado en Madrid un 15 de agosto. Alrededor del cajón, unas flores con ecos de Zurbarán. El cuadro pertenece a la Maestranza de Caballería de Sevilla.
El bodegón es un género que Carmen Laffón estudia desde muchas perspectivas: lo contrasta con la luz, con la espesura del jardín, con el paisaje. Los bodegones de la colección Cajasol sintetizan tal indagación. La estructura, reducida a un triedro, se simplifica y las figuras no ocultan el pigmento que las forma. Son ante todo pintura.
Por su idea del realismo, los retratos son esenciales en la obra de Carmen Laffón. La colección Cajasol guarda uno muy representativo, el retrato de sus padres. Las dos figuras aparecen en el jardín de Santa Adela, en La Jara (Sanlúcar de Barrameda), ante un seto vertical, realzado por el ocre del suelo, abajo, y un luminoso amarillo, arriba. Junto a la madre, un cesto con violetas.
El Guadalquivir tiene especial protagonismo en el paisaje de la artista. La colección Cajasol guarda un principio y un final: Sevilla desde el río (1982-84) y una vista de El Coto desde Sanlúcar (1990-1992). Las dos obras se completan con Bajamar en La Jara (colección privada, Sevilla): en el río, muy cerca del mar, un antiguo arte de pesca, un corral que asoma al bajar las aguas.
Finalmente, una escultura: una mesa y una repisa, compendio del estudio, lugar de trabajo y reflexión, y también de incertidumbres porque el arte no está exento de riesgos.