Diálogo en la Fundación Cajasol
Escribo estas líneas el mismo día en que se celebra en la sede sevillana de Fundación Cajasol una nueva jornada de la exitosa serie ‘Diálogos con el Flamenco’. En esta ocasión, se han reunido dos personajes de trayectoria muy distinta, aunque ambas sumamente valiosas. De un lado, el cantaor Miguel Poveda, y de otro el historiador hispano-irlandés Ian Gibson.

Creo que el éxito de estos encuentros flamencos (prácticamente no se cabe en nuestro teatro cada vez que se celebra una jornada) se debe, precisamente, a la disparidad de los personajes que se encentran. Del intercambio de experiencias y perspectivas nace siempre una nueva mirada, plural y enriquecida.

Este encuentro me ha hecho reflexionar sobre las innumerables ocasiones en las que la Fundación Cajasol sirve de espacio de diálogo. Recuerdo, por remontarme solo un año atrás, al gran éxito que tuvieron las jornadas sobre el 4 de Diciembre que celebramos hace justo un año. O los sucesivos ciclos de ‘Letras en Sevilla’ que coordinan Arturo Pérez Reverte y Jesús Vigorra y que en este mismo año 2018, acogió una resonante conferencia inaugural de Alfonso Guerra, además de una charla entre el profesor y ensayista Antonio Escohotado y la docente e historiadora María Elvira Roca.

En los próximos días, sin ir más lejos, y con motivo de otro aniversario, el 40º de la Constitución, se reunirán en nuestra sede dos personajes bien distintos, el ex alcalde popular de Sevilla Juan Ignacio Zoido y el ex presidente socialista de la Junta de Andalucía, José Rodríguez de la Borbolla. Estoy seguro de que estas jornadas van a tener una acogida tan satisfactoria como las que le precedieron de la misma serie (impulsadas por El País y la Cadena SER) y que se celebraron hace unas semanas nada menos que en el gaditano Oratorio de San Felipe Neri, cuna de la primera Constitución Española, la de 1812.

En fin, son tantas las ocasiones en las que Fundación Cajasol sirve de espacio de encuentro o colabora con los mismos, que solo citarlos ya obligaría a extenderse demasiado. Pero sí quería compartir con ustedes precisamente esa reflexión: que el diálogo en una sociedad es imprescindible: Primero, para conocernos y conocer nuestra propia historia; luego, para comprendernos y, finalmente, si nos oímos y atendemos con generosidad y espíritu de entendimiento, para avanzar todos juntos y mejorar nuestra convivencia.

Por eso me encanta pensar en Fundación Cajasol como un enorme espacio de diálogo y por eso no vamos a cejar en ese empeño que, por otra parte, tan buena acogida recibe por parte de la sociedad andaluza.

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