Hoy hemos tenido la satisfacción de abrir de par en par las puertas de nuestra casa, la totalidad de la Gran Manzana Cultural de Sevilla que es la sede central de la Fundación Cajasol, a ‘In Nomine Dei’, una exposición excepcional como excepcionales son también los tiempos que estamos atravesando.
La pandemia del 2020 nos arrebató la Semana Santa de la pasada primavera, junto a muchas otras cosas vitales y ya insustituibles. Entonces, la única respuesta posible fue el unánime y rotundo ejercicio de responsabilidad que demostraron todas las hermandades y cofrades de nuestra ciudad. Pero esta Cuaresma de 2021 será muy diferente gracias a la movilización, el empuje y el esfuerzo de todo el colectivo, que se ha unido por iniciativa del Consejo de Hermandades en esta muestra insólita que reúne lo esencial y más preciado de nuestra fiesta grande.
Se trata de una forma alternativa, original y segura de disfrutar la Semana Santa de Sevilla, un programa que tiene como eje central la exposición que hemos abierto hoy y que se completa con un conjunto de actividades paralelas que, como es lógico, solo podrán disfrutarse con aforo limitado y cita previa para respetar rigurosamente las medidas de seguridad que exige la pandemia.
Por primera vez, y quiero resaltar este hito, las 70 hermandades sevillanas se alían con la Fundación Cajasol en un proyecto común que recorre la evolución y la historia de estas instituciones y exhibe 200 piezas que son auténticos tesoros de nuestro patrimonio artístico. La exposición ‘In Nomine Dei’, como hemos avanzado, ocupa toda la Gran Manzana Cultural de Cajasol y podrá ser visitada hasta el próximo 4 de abril.
Esta singular celebración de la Semana Santa del 2021 nace como homenaje a la devoción y la pasión de Sevilla por su fiesta más trascendental, y a todas las personas y gremios que la han hecho posible a lo largo de los siglos. Para la Fundación Cajasol, además, es una oportunidad muy especial de volver a demostrar, en unos tiempos realmente difíciles, nuestro compromiso con las señas de identidad y las necesidades de nuestra tierra.
Mientras recuperamos la normalidad, que ya por suerte parece estar al alcance de nuestras manos, nos toca reinventarnos y compensar de alguna forma, aunque sea muy limitadamente, tantas pérdidas sentimentales y socioeconómicas. Es también una forma de prepararnos, de ir afilando nuestra creatividad e iniciativa, para cuando por fin podamos entrar en la esperada fase de la reactivación, que según todos los pronósticos llegará a partir del verano.
De cara a este futuro tan inmediato, vamos a necesitar como sociedad grandes dosis de innovación y capacidad emprendedora para construir el nuevo modelo de sociedad y de economía que ha acelerado este virus. Y Sevilla tiene mucho que decir en el nuevo paradigma de la mano de su cultura, su privilegiado patrimonio y su enorme potencial turístico para recuperar el terreno perdido y dar un nuevo salto hacia adelante.
En este desafío colectivo sin precedentes que enfrentamos nos encontrarán siempre los sevillanos y los andaluces.
Muchas gracias, feliz Cuaresma y que disfruten de la particular forma de celebración que hemos preparado para vivirla este año.