Posiblemente, y creo que no exagero, el cuadro más icónico del siglo XX, al menos en lo que tiene que ver con la denuncia de las guerras.
Por eso creo que tampoco me equivoco si digo que el Guernica es más que un cuadro. Recuerdo que cuando volvió a España –les garantizo que yo era muy joven— un periódico nacional tituló diciendo que con el Guernica regresaba “el último exiliado”.
De alguna manera es así porque el Guernica nació en el exilio parisino de Picasso, por un encargo del gobierno de la República Española. Y luego, hasta que recaló en el MOMA de Nueva York, fue un auténtico embajador itinerante de los horrores del bombardeo de Guernica, pero también una denuncia contra todas las guerras y el sufrimiento que acarrean.
Es, además, una exposición que reúne documentación muy interesante que recoge desde el impacto en prensa de todo el mundo de la presencia del Guernica a fotografías del proceso creativo que llevó al pintor malagueño, pasando por cartelería y audiovisuales.
Sinceramente, estamos seguros de que esta exposición va a va a convocar a muchísimo público en este estupendo espacio expositivo itinerante que ya conocen los cordobeses y las cordobesas y, en lo que corresponde a la Fundación Cajasol, estamos muy contentos de poder contribuir, en esta ocasión de nuevo junto a la Caixa, a hacer más atractiva la siempre interesante oferta cultural de Córdoba.