Su comisario, Toni Pou, ha realizado una labor encomiable que a partir de hoy va a poder compartir con los miles de visitantes que a buen seguro van a pasar por este extraordinario espacio expositivo.
En realidad, con «El Ártico se rompe» aquí en Huelva nos encontramos ante dos obras que merece la pena conocer. Una, sin duda, es el contenido de la exposición. Pero otra también admirable es el continente, es la sala expositiva UD 100, que es, en sí misma, un prodigio de ingeniería, de imaginación, de eficiencia energética y, sin duda, de buen gusto.
He tenido la oportunidad de ver en Internet una especie de “making off” de cómo se monta este espacio itinerante y es realmente una maravilla de I+D y una demostración práctica de compromiso con la sostenibilidad.
Eso, en cuanto al continente de la muestra. En cuanto al contenido, hay una cuestión que llama notablemente la atención y es que, aunque cuando uno oye hablar del Ártico, enseguida lo asocia al frío, en esta exposición hay también mucha calidez.
Calidez que encontramos en el calor humano, en primer lugar: desde la música sami de las comunidades que viven en este entorno, hasta un hermoso cuento inuit-yupik, pasando por la indumentaria de pueblos que ancestralmente han vivido en esta parte del mundo tan inhóspita como hermosa.
Calidez también en la belleza de las auroras boreales o de ese prodigio de la naturaleza que son los animales, desde mamíferos a las aves, que han hecho del Ártico su hogar.
Pero, además de mostrarnos historia, las curiosidades, la lección magistral de adaptabilidad al medio de la fauna y la vegetación en las zonas árticas a través de las fotografías de Andoni Candela, esta exposición cumple un papel al que yo le doy la mayor de las importancias: la sensibilización ante las consecuencias del cambio climático.
El Ártico es una especie de gran termostato del clima del planeta, lo que lo convierte en un elemento fundamental contra el calentamiento global y un ecosistema clave para las generaciones venideras. Nos puede resultar un lugar remoto, y es verdad que de alguna manera lo es, pero en una escala global, salvar el Ártico es, en cierto modo, contribuir a garantizar un futuro equilibrado de todo el planeta.
Por eso, quizás una de las mayores satisfacciones que puede darnos esta exposición que hoy se inaugura es que la va a visitar mucha gente. Muchos ciudadanos que se acerquen movidos por la simple curiosidad o por el compromiso medioambiental.
Y tal vez lo mejor es que, a través de las visitas guiadas de los colegios e institutos, vendrán muchos niños y jóvenes, por lo que esta colaboración de nuestra casa con Obra Social la Caixa y el Ayuntamiento de Huelva cumplirá su objetivo de fortalecer la conciencia medioambiental, la necesidad de apostar por la sostenibilidad y la salud del planeta tierra y de la vida que alberga.
Como Presidente de la Fundación Cajasol estoy muy satisfecho de que podamos disfrutar en Huelva de esta exposición, espléndida en continente y en contenido.