Un especial reconocimiento merecen, sin lugar a dudas, los artistas y creadores que, en un ejercicio de altruismo, han ofrecido sus obras para ponerlas al servicio de una causa tan noble y necesaria como tender la mano a personas que necesitan ayuda.
Resulta muy interesante esa relación que se establece en muestras como esta, en las que la cultura juega un papel impulsor de solidaridad, que a su vez da soporte y proyección a obras de arte de una gran genialidad.
No es nada extraño este vínculo pues, de hecho, hay un hilo conductor entre ambas manifestaciones. Si lo pensamos, voluntarios y artistas consiguen sobrepasar los límites del compromiso individual para trascender a un ámbito social.
La Edición 2019 de esta Exposición que acogemos en la Fundación Cajasol aborda un nuevo reto y se atreve con un formato más diverso que incorpora nuevas manifestaciones artísticas como el teatro y la música, actividades paralelas a esta muestra que acogeremos en nuestro teatro, mañana y el viernes, respectivamente.
Y una especial mención merece el lugar reservado durante esta III Exposición de Artistas contra el Hambre como primer espacio expositivo en Sevilla para la muestra fotográfica del desaparecido Atín Aya y su inmersión en La Habana más profunda. Es la primera vez que estas fotografías “habaneras” son expuestas en la ciudad natal del fotógrafo.
Como podrán ver todos aquellos que se acerquen estos días a la Fundación Cajasol, esta muestra de pintura, fotografía y escultura que van a tener la oportunidad de disfrutar hasta el próximo 5 de mayo consigue un especial impacto en el observador, tanto visual, a través de sus coloridos y texturas, como emocional por los comprometidos mensajes que proyectan sus autores.
Por último, no querría terminar estas líneas sin manifestar que en la Fundación Cajasol nos sentimos muy cerca de los valores que representan entidades como el Banco de Alimentos de Sevilla, cuyo trabajo por la vertebración y la convivencia social es muy loable.
Ya conocen también nuestro compromiso y empeño por destinar los mayores esfuerzos y recursos a impulsar lo mejor de cada uno de nosotros mediante la formación, el liderazgo o el emprendimiento.
Estoy convencido de que una sociedad con futuro es aquella capaz de promover el desarrollo personal y profesional de cada uno de los individuos que la conforman, a la vez que pone su mayor voluntad en cubrir esas fisuras inevitables, sobre todo en tiempos de crisis, por las que a veces se cuelan la pobreza, la escasez y las dificultades que combaten iniciativas como el Banco de Alimentos.