Hemos acompañado a la autora en un acto al que también han asistido el alcalde de Sevilla, Juan Espadas y los directores de ABC de Sevilla, Álvaro Ybarra, y Diario de Sevilla, José Antonio Carrizosa.
Estimado Faustino,
Directores de ABC y Diario de Sevilla,
Querida Enriqueta, amigas y amigos,
Creo que todos somos conscientes de que hoy presentamos un libro singular.
Lo es por muchos motivos. Sin duda que la personalidad de sus autores es uno de ellos.
Enrique Vila fue, como todos sabéis, un periodista de largo aliento, y polifacético, tanto en prensa escrita, El Correo de Andalucía y en ABC de Sevilla, como en Radio Sevilla, donde dio rienda suelta a una de sus grandes pasiones, el mundo del toreo.
Por su parte, creo que cualquier halago o simple descripción de la personalidad y méritos de Enriqueta Vila, se quedarían cortos, porque además de una de nuestras mejores americanistas, Enriqueta es una intelectual de gran solidez.
Pero seguramente lo que hace más singular a este libro es precisamente juntar a Enrique y Enriqueta, a padre e hija, a estos dos Vila cuyos escritos se reencuentran en las páginas del libro.
Es, sin duda, algo entrañable por lo que tiene de encuentro familiar pero al mismo tiempo se trata de un reencuentro muy sevillano. Creo que a padre e hija les unen muchas cosas. Sin duda, el amor por la esposa y madre Enriqueta, su pasión por Sanlúcar de Barrameda y, desde luego, les une el hecho de ser sevillanos de una pieza.
Sí, esto también hace singular a este libro, porque sus páginas unen la Sevilla de dos tiempos bien diferentes. La Sevilla de Enrique, cuyos artículos nos llevan de la posguerra a los 60, y la Sevilla de Enriqueta, que nos trae hasta la Sevilla de hoy.
Un libro que recoge, por tanto, una ciudad a caballo entre dos siglos y, como tuve ocasión de escribir en la pequeña presentación que acompaña a la edición de esta obra, es un auténtico mano a mano entre dos personas, Enrique y Enriqueta, que se preocupan por la Sevilla que les tocó vivir.
La lectura de los artículos de ambos nos arrojan luz sobre aquella Sevilla, luz sobre la de ahora y también una perspectiva amplia de la transformación que hemos vivido.
A veces, uno y otro, con una distancia de décadas, reflexionan sobre los mismos asuntos, a veces cotidianos, como las bicicletas por el centro, o eternos, como las cofradías. En realidad, no hay una sola línea de este libro que no resulte interesante, entrañable y muy sevillana.
En fin, como digo en ese prólogo, para la Fundación Cajasol es un gran orgullo haber colaborado en esta edición, como lo es hoy contar en nuestra casa con la presencia de Enriqueta y de todos los que habéis venido a acompañarla.
Muchas gracias.