Quiero reiterar desde estas líneas mi agradecimiento a los alumnos, en primer lugar, por la confianza que están depositando en nuestro proyecto. Estoy seguro de que no se han equivocado.
Tienen por delante un gran reto, el desafío de completar su formación y demostrar ahí fuera todo lo que pueden aportar a la sociedad en este momento de transformación profunda. Están en muy buenas manos, en las mejores, y vamos a hacer juntos este camino que sólo puede ser de éxito porque se apoya en valores que nunca fallan, por muy excepcionales que sean los tiempos. Me refiero al esfuerzo, la disciplina, la perseverancia y a sus talentos individuales, los que vamos a ayudar a potenciar hasta que se gradúen el próximo verano.
Nos avala una gran experiencia. Acaban de ingresar en una comunidad a la que pertenecen más de 35.000 profesionales y que se ha forjado a lo largo de más de tres décadas dedicadas a la formación de excelencia de muchas generaciones de andaluces, los que han transformado y modernizado Andalucía en esta etapa crucial de nuestra historia.
Ahora toca dar otro gran salto, uno sin precedentes. Y son ellos los que van a protagonizar esta revolución, que es global porque tiene naturaleza tecnológica, social, económica y medioambiental, y afecta además a todos los sectores y a todos los ámbitos. Siempre digo que la palabra cambio se nos quedó muy pequeña a partir de 2020.
Con estas mutaciones en marcha, el mundo que viene, el que ya está aquí, no se parecerá en nada a lo que hemos conocido y exigirá, en consecuencia, perfiles profesionales y humanos radicalmente distintos. Así que el reto de ayudaros a adaptaros a esta nueva era es tan grande para vosotros como para nuestra escuela, pero lo haremos de la mano, trabajando en equipo, dando lo mejor y con la seguridad de que estamos y estaremos sobradamente preparados.
Por eso estamos todos aquí. Con esta motivación compartida, con este ánimo inquebrantable y con la ilusión, los nervios y la preocupación de quien se dirige a la línea de salida de una gran competición.
Y cada vez somos más. Este curso que arranca vamos a superar los 2.500 alumnos que acogimos el año anterior en los diferentes formatos virtuales y presenciales. Todo un récord que demuestra la consolidación de nuestra escuela, el creciente interés de nuestros profesionales por acceder a la mejor formación en esta coyuntura tan incierta y la apuesta cada vez más evidente por la cultura emprendedora y la creación de empresas en Andalucía.
Lo dicen así todas las estadísticas y lo constata la multitud de proyectos que se están poniendo en marcha desde distintas instituciones para apoyar a los emprendedores andaluces. También la Fundación Cajasol, como vengo insistiendo, está plenamente comprometida con este objetivo de ayudar a multiplicar la vocación emprendedora, desde la formación y la ayuda que damos desde aquí y que ya conoceréis y a través de otras muchas iniciativas.
Por eso animo a los alumnos del Instituto de Estudios Cajasol a aprovechar toda esta batería de incentivos que están disponibles, empezando por los de nuestra entidad, para afrontar el reto de liderar su propio proyecto empresarial.
El mundo de la empresa, tanto la propia como la ajena, reclama hoy líderes y profesionales sostenibles, en el más amplio sentido de esta palabra tan de moda. Directivos y empresarios con una extraordinaria capacidad de adaptación a los cambios y de gestión de la incertidumbre.
Unos líderes que sepan aprovechar el amplio potencial de la tecnología y de la inteligencia artificial. Y este auténtico cambio cultural y de mentalidad se está haciendo a la velocidad de la era digital, con un periodo de transición tan corto que la ventaja competitiva de un día se convierte en imperativo de mercado a muy, muy corto plazo.
Así que somos muy conscientes de que estamos formando ahora a una nueva generación de profesionales que estará marcada por este liderazgo en el que la tecnología nos ayuda a conseguir un mundo más sostenible y esperemos que mejor.
Las palabras también cambian y van sumando cualidades en esta coyuntura tan volátil, como la sostenibilidad y el emprendimiento, que cada vez abarcan conceptos más amplios.
Ahora, por ejemplo, podemos hablar de emprendimiento también como actitud y como mentalidad. Como capacidad de iniciativa, de adelantarse, de buscar y encontrar soluciones innovadoras en todos los campos.
De la misma manera, el concepto de profesional sostenible, muy estudiado últimamente, también implica la capacidad de gestionar con equilibrio los criterios económicos, sociales y medioambientales.
En definitiva, estoy haciendo referencia a un conjunto de cualidades y habilidades que tratamos de promover en nuestra escuela y que traza un nuevo perfil profesional en el que sobresale la flexibilidad, la capacidad de dialogar, de cooperar y de tener iniciativa para adelantarse, o por lo menos no llegar tarde, a todas las innovaciones que se van a poner en marcha.
Termino con una última reflexión, la plena confianza que tengo de que estos alumnos saldrán de muestra aulas con una buena dosis de todos estos nuevos requerimientos y con la satisfacción de poder contribuir, con esta formación de excelencia que hoy estrenan, al desarrollo de nuestra tierra y a la construcción de un futuro mejor.
Es lo que sentimos en la Fundación Cajasol y en el Instituto de Estudios cuando nos dan la oportunidad de ayudarles a lograr sus metas.
Gracias de nuevo por la confianza y muchas gracias también al extraordinario equipo directivo y docente de nuestra escuela de negocio por su gran labor.