Nos une, en primer lugar, la prioridad por la formación de excelencia como gran instrumento de transformación y desarrollo de nuestra tierra. Y también la decidida apuesta por el diálogo y la reflexión serena y en profundidad sobre los muchos retos que debemos encarar en estos tiempos inciertos y críticos.
Esta es, sin duda, la mayor aportación de los cursos de verano de la UPO que hoy abrimos en este lugar emblema de nuestra comunidad, un proyecto que también supone una referencia nacional y un ejemplo de cooperación institucional. Se trata, y me van a permitir que vuelva a destacarlo, de otra de las banderas de nuestra entidad, la de una estrecha colaboración entre lo público y lo privado tan necesaria en este contexto de crisis en el que las necesidades se multiplican y tenemos que concertar todos recursos. La propia composición de esta mesa creo que es la mejor prueba de lo que estoy comentando.
Este año, lo que debería ser lo habitual del calendario institucional y social se convierte en hito extraordinario gracias a la recuperación de la normalidad tras los dos años atípicos de la pandemia, así que la alegría de dar por iniciado el verano que siempre suponía participar en esta presentación tras un año de trabajo duro trae en este 2022 una carga de satisfacción extra que todos sentimos.
Solo me resta agradecer y aplaudir la labor de todos los participantes en estos cursos, además de celebrar la consolidación de la Escuela de Verano de Carmona y su valiosa contribución al conocimiento, la ciencia, la innovación, la cultura y el debate que necesitamos para superar esta crisis y dar un gran salto adelante en desarrollo.
Espero que aprovechen este foro académico que les bridan los expertos de la UPO y que disfruten el verano.