Aprovecho estas líneas para reiterar mi agradecimiento a Antonio Sanz por su presencia en esta cita, y a Jesús Aguirre por la presentación que nos ha ofrecido. No me ha correspondido a mí hablar de la dilatada trayectoria del consejero, por otra parte muy conocida en la política andaluza de los últimos años. Pero sí me gustaría destacar un par de cuestiones que se funden muy bien en la figura de Antonio Sanz y que me parecen muy reseñables de cara a los tiempos que corren. Una tiene que ver con su talante personal y otra, con el peso de sus actuales competencias en el seno del Gobierno andaluz.
Así que, por un lado, quiero llamar la atención sobre las atribuciones que aglutina la actual cartera de Presidencia, sumando como sabemos, a las funciones clásicas del departamento el Diálogo Social y la Simplificación Administrativa. Dos elementos que, por sí solos y en mi opinión, ya representan dos auténticos pilares de cualquier acción de Gobierno.
Y la segunda cuestión que quiero resaltar puede resultar una obviedad. Pero hace falta una persona dialogante y de probada capacidad negociadora para llevar a cabo las funciones encomendadas a la actual consejería de la Presidencia, como es el caso.
Es un placer haber tenido en este espacio para el debate y el diálogo a una figura tan importante en el panorama Andaluz como es Antonio Sanz. Y todo ello gracias a una colaboración tan fructífera como la que mantenemos en la Fundación Cajasol con Europa Press. Gracias a su presidente y a su delegado en Andalucía por ser unos aliados de excepción para poner en marcha encuentros como el que hoy nos ha citado en Sevilla.