Soy el menos indicado para valorar los méritos que esta entidad –un ejemplo de solidaridad y promoción de valores cívicos en la sociedad—ha estimado en mi persona, pero no podía dejar pasar la ocasión para expresar mi profundo agradecimiento por esta distinción, que para mí representa sin duda un gran estímulo para seguir trabajando y desde luego una gran responsabilidad de futuro.
La solera del Rotary Club de Sevilla explica la nutrida –más de 350 personas—que acudieron a la ceremonia de entrega, que se celebró en los Reales Alcázares de Sevilla, con la presencia, que también agradezco mucho, del alcalde de la ciudad, Juan Espadas.
Para mí y para mi familia fue, huelga decirlo, un momento muy especial y emotivo.
Pero de aquella cena, déjenme que les subraye lo más importante: que la recaudación de la misma –cada persona presente se abonaba su cubierto— se va a destinar a una ayuda para la Asociación Autismo Sevilla, cuya tarea en favor de este colectivo merece el mayor de los reconocimientos.
Estoy seguro de que ese encuentro en los Reales Alcázares va a servir para dar un mayor impulso al Rotary Club de Sevilla, uno de los más de 33.000 clubes rotarios que existen en el mundo, y cuya tarea, en beneficio de una sociedad mejor es su principal seña de identidad.