Campaña tras campaña de acción social, siempre menciono que el programa Andaluces Compartiendo, y particularmente su faceta más conocida y reconocida de reparto solidario de alimentos, es una de nuestras acciones sociales más queridas y gratificantes. Y lo es por su utilidad directa, por el impacto inmediato en miles de familias azotadas por las carencias más básicas.
Lamentablemente, esta iniciativa puesta en marcha por la Fundación Cajasol y Landaluz ante la emergencia social de la última crisis, vuelve a ser hoy más necesaria que nunca para hacer frente a los estragos económicos de la pandemia global que vivimos.
Por eso el acto mismo que hemos celebrado hoy y el propio nombre que escogimos en su día para este sello global de responsabilidad social corporativa cobran en estos momentos de incertidumbre un significado especial para todo el equipo de personas, entidades, empresas y voluntarios que impulsamos ‘Andaluces Compartiendo’ desde hace ya siete años.
Lo primero que me van a permitir, por tanto, es dar las gracias al colectivo humano que da vida año tras año a esta gran cadena de solidaridad con los más desfavorecidos. Y lo segundo, pero en realidad lo más importante que queremos aportar en la campaña de este año, es el anuncio de un nuevo impulso, un mayor compromiso y esfuerzo con las actividades solidarias de nuestro sello ahora que la sociedad andaluza vuelve a necesitarnos de forma urgente en nuestra vertiente más asistencial. En este nuevo recorrido, tenemos el placer de sumar un nuevo aliado como es la Fundación la Caixa que, en esta ocasión, participa como colaborador en esta iniciativa.
Además del reparto de alimentos, que por desgracia vuelve a cobrar un protagonismo que nunca hubiéramos imaginado ni deseado hace apenas un año, también consideramos que nuestra labor de inserción y ayuda laboral y las que tienen que ver con la creación de empresas y desarrollo socioeconómico son fundamentales para contrarrestar la nueva crisis y contribuir a los planes de reactivación que se están poniendo en marcha.
Completan nuestro trabajo, también para el próximo curso, la apuesta por la igualdad y la educación, dos pilares que forman parte de las conquistas de las últimas décadas que tenemos que preservar ahora contra el viento y la marea que amenazan nuestro estado de bienestar. Son las prioridades de la iniciativa Andaluces Compartiendo y también las prioridades del conjunto de la acción social de la Fundación Cajasol para los nuevos tiempos.
Esta contribución a la recuperación, en la medida de nuestras posibilidades, es hoy como digo el mayor compromiso de nuestra Fundación.
Desde nuestros orígenes no hemos dejado de crecer y de incorporar nuevas marcas de primer nivel a este compromiso con la justicia social, una tarea solidaria de la que se han beneficiado más de 100.000 familias andaluzas. Ya somos más de 50 empresas y entidades aportando recursos y productos a nuestros programas de ayuda, pero nuestro objetivo en este escenario de crisis y recesión, como les adelantaba, es que nuestra nómina de benefactores se incremente y también el número de familias que reciban asistencia.
La causa bien merece un nuevo esfuerzo. Los expertos hablan ya de una crisis como no hemos conocido nunca por sus peculiares características y su profundo alcance, que ni siquiera atisbamos todavía. Creo, por tanto, que toca arrimar el hombro, aunar recursos y relanzar como nunca la colaboración público-privada para impedir a toda costa que las importantes desigualdades que todavía persisten en nuestra sociedad se agranden como consecuencia de la pandemia mundial. En este contexto tan difícil, debemos entender y asumir que la protección a los más vulnerables debe presidir las decisiones que se tomen en todos los ámbitos.
Para finalizar, quisiera hacer un llamamiento a la unidad y al consenso como los dos grandes instrumentos que nos permitirán encajar este golpe económico y social con los menores costes posibles.
La misión de origen de Andaluces Compartiendo, la solidaridad con los segmentos sociales más débiles no puede ser más actual y apremiante. La solidaridad como activo, como valor más importante en estos tiempos inciertos y también como seña de identidad y bandera del carácter de los andaluces.