Las alentadoras cifras con las que hemos cerrado el pasado año en términos de empleo y de crecimiento económico nos invitan al optimismo y a proyectar un 2022 en el que ya debemos recuperarnos plenamente del impacto de la pandemia. Aunque esta crisis nos ha enseñado a manejarnos con la incertidumbre y con escenarios que pueden cambiar de un día para el otro por la imprevisible evolución del virus, hay en estos momentos razones solventes para esperar un horizonte más despejado.
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