En este agosto atípico de un año tan convulso y extraño me permito compartir una nueva entrega de mis reflexiones sobre el complejo panorama macroeconómico que tenemos por delante. Y lo hago con el mismo espíritu constructivo que inicié este improvisado serial a pesar de los muchos sobresaltos y malas noticias que digerimos cada día. Sin embargo, creo que también las grandes causas históricas, y esta es seguramente de las mayores, bien merecen este esfuerzo colectivo.
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